Un salón de juego muy próximo a un colegio, esa es una realidad que se da en muchos barrios de Madrid. En concreto, en Vallecas, el distrito con la renta más baja de la ciudad de Madrid, los menores sólo tienen que caminar 98 metros hasta la primera esquina y toparse con una casa de juego. No es la única, unos metros más allá hay otra. Y bajando la calle otra más.
El colegio público Agustina Díez está en uno de los distritos con más casas de apuestas de Madrid, con cuatro en menos de 350 metros. "He visto entrar en estos lugares a menores de 15 y 16 años", cuenta un vecino.
Por eso, la Comunidad estudia fijar una distancia mínima de 100 metros entre los centros educativos y los salones de juego.
"Incita mucho a que la ente entre, si no vas a uno, vas al siguiente", afirma una menor. Sus amigos son asiduos a las casas de apuestas. "Tengo amigas que les guardan el dinero a sus novios para que no se lo gasten", asegura.
Muchos nos cuentan que no hace falta tener 18 años para jugar y dos menores nos ayudan a comprobarlo. "Entras, te sientas, metes el dinero y punto", explican.
"Las leyes ayudan a limitar, pero también tenemos que inculcar prevención", apunta María Hurtado, de AGS Psicólogos Madrid. De poco sirve alejar las salas cuando podemos abrirlas en la palma de la mano.