Paula Clemente tiene 12 años y desde los cinco sufre una dilatación en su corazón. El Día de Reyes le hizo un encargo muy especial a Baltasar durante su visita al hospital Gregorio Marañón: "Le pedí de regalo que quería un corazón".
Y por arte de magia, el corazón llegó cinco horas después. "No me esperaba que me trajeran el regalo que había pedido". "El tiempo que estuvo el corazón parado fueron menos de cuatro horas y eso es clave para esta cirugía", explica el cirujano.
La niña, de Valladolid, estaba en lista de espera desde hace cinco meses. La infección deterioró su corazón. "Ya no podía realizar actividad física, deporte, patinaje que es lo que a ella le gusta".
Paula es una patinadora destacada aunque debió dejar esta pasión momentáneamente. Ahora organiza bailes en el hospital pocas horas después de ser operada. "Elegimos una música, la elijo yo y luego montamos una coreografía".
La valiente y enérgica niña tiene claro que quiere estudiar cardiología infantil: "O sino biomedicina para estudiar la cura de las enfermedades para que no tengamos que trasplantados".
Una semana después de la operación va a tope con los estudios en su primer año de instituto. En pocos días tiene examen de matemáticas y geografía: "Aquí con los profesores del hospital tengo que seguir al día".
En dos semanas volverá a su casa para recibir nuevamente el desayuno en su lugar favorito: " Mi cama, que hace tiempo no la veo". Y salir a patinar por las calles de su barrio, como antes, como siempre.
Hundimiento del petrolero
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Cuando todavía Valencia se recupera del desatre tras las consecuencias de la DANA, se cumplen 22 años de la tragedia del Prestige, la gran catástrofe ambiental de la hisotria de España recordada por una gestión política también desastrosa.