En el Mediterráneo no hay ni un sólo barco de ONG rescatando a personas desde el 26 de agosto. El cierre de los puertos italianos y malteses más los bloqueos administrativos hacen que las embarcaciones estén paralizadas. Hay países europeos que no permiten salvar a cientos de migrantes que parten desde Libia.

"La situación es la que han estado buscando algunos, y es la de eliminar los testigos ingratos que eran los barcos de las ONG", explica Óscar Camps, de Open Arms.

Los principales barcos humanitarios están muy lejos de la zona de rescate. El Lifeline, el Sea Watch 3 y el Seefuchs están retenidos en La Valeta, Malta. El Open Arms, atracado en Barcelona. El Aquarius, en Marsella y el Juventa, en Italia.

Al menos 130 migrantes murieron el pasado 1 de septiembre en el naufragio de dos embarcaciones frente a las costas libias. "Este último naufragio, de más de 100 muertos y nos hemos enterado diez días más tarde", dice David Noguera, director de Médicos Sin Fronteras.

Fueron devueltos en caliente, algunos con graves heridas, a centros de detención en Libia, donde permanecen hacinados. El Aquarius zarpará en breve al Mediterráneo central y por fin habrá, al menos, una embarcación para tratar de evitar que el mar se siga tragando más vidas.