Julián perdió a su padre en 1939 en Valdecaballeros, en Extremadura. Fue víctima del franquismo. "Lo montaron en un camión y se lo llevaron y a unos siete kilómetros los fusilaron, los tiraron a una cuneta", relata. Desde hace siete años, él y su hija remueven cielo y tierra para encontrar sus restos.
Según testigos y documentación que les aportan los archivos del Ejército de Tierra, el cuerpo del padre de Julián podría estar en unas trincheras junto a la carretera. Sin embargo, su escaso presupuesto y la falta de herramientas les dificulta la búsqueda. Dicen que sólo hace falta "ganas, tiempo e inversión".
El Gobierno ya ha anunciado una reforma a fondo de la Ley de Memoria Histórica que impulsaría las exhumaciones desde lo público. Esto es, en palabras de la ministra de Justicia, Dolores Delgado: "Poner fin a esta lacerante indefensión que nos humilla a todos como pueblo".
El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, que en su momento concedió unos 20 millones de euros a la memoria histórica, asegura que no se debe obviar el pasado: "No tenemos que tener ningún problema de mirar al pasado a la hora de que eso afecte a nuestra convivencia".
A Julián y a su hija, esta decisión del Ejecutivo les animado en su lucha. "Con mucha esperanza e ilusión. A ver si de una vez por todas hacen algo", destaca. Porque, según aseguran los expertos, el mero hecho de buscar a sus familiares ya es reconfortante para las víctimas. "Estas familias nos han llegado a decir que por lo menos se ha hecho el esfuerzo de buscar", resalta el antropólogo Francisco Etxebarria.
Sólo con buscarle para Julián es un paso muy importante, pero su mayor deseo es encontrarle cuánto antes. "Es indescriptible la alegría que me daría. Me iría con una satisfacción fuerte al otro lado", dice Julián. Aseguran que no quieren venganza ni abrir heridas del pasado, tan sólo cerrar la suya, que lleva 80 años abierta.
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