Los 34 obispos de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh) finalizaron una asamblea plenaria extraordinaria de cinco días en la localidad costera de Punta de Tralca para analizar la profunda crisis que vive el clero por las denuncias de abusos.
El presidente de la CECh, Santiago Silva, leyó al final del encuentro una declaración en la que la jerarquía católica reconoció su error "al no escuchar, creer, atender o acompañar a las víctimas de graves pecados e injusticias cometidas por sacerdotes y religiosos".
"A veces no reaccionamos a tiempo ante los dolorosos abusos sexuales, de poder y de autoridad y, por ello, pedimos perdón en primer lugar a las víctimas y sobrevivientes", señaló Silva.
Los obispos admitieron que sus faltas y omisiones han causado "dolor y perplejidad" y lamentaron que, visto con la perspectiva del tiempo, algunos miembros del clero pudieron ser "más activos y atentos al dolor sufrido por las víctimas, familiares y la comunidad eclesial".
La iglesia se comprometió a avanzar en la reparación de las víctimas de abusos y a elaborar e implementar un "protocolo de buen trato" para fomentar relaciones basadas en el respeto en ambientes parroquiales, comunitarios y educativos.