Se tiró desde un sexto piso la semana pasada y en su móvil dejó una carta de despedida. "Hola, mi nombre es Andrés y si estás leyendo esto es porque me habré suicidado", se lee en el texto.
En la carta, publicada por El Mundo, relata el sufrimiento de tener que ir cada día al instituto: "Tenía que aguantar seis horas en las que poco a poco empezaba a tener más miedo".
El instituto no tenía activado ningún protocolo por acoso. Andrés, sin embargo, lanza preguntas directas a quien trataba de hacer de su vida un infierno.
"¿En serio creíste que tus palabras no me hacían daño? ¿que tus bromas alguna vez me gustaron? ¿que cogieras mis cosas y no me las devolvieras me hacía gracia?", escribió.
Es algo que conocían algunos de sus compañeros. "Le quitaba la cartera con el dinero. Le amenazaba", cuenta una de sus compañeras. Él decía sentirse solo en la batalla, que nadie le ayudaría. "A veces me daban ganas de llorar en el mismo instituto pero me mantuve fuerte y no lo hice", cuenta.
Hasta que optó por el suicidio: una salida que pensó que nunca tomaría. "Voy a hacer lo más doloroso en mi vida para alcanzar mi último objetivo: descansar en paz. A ver si mamá tiene razón y dios existe. Adiós a todos", escribió el joven.
La Inspección Educativa asegura que no conocía esta carta. Ya han concluido su investigación y no ven evidencias de que se haya producido una situación de acoso escolar.
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