Ruben Mañó, el presunto asesino de la menor fallecida en Chella, llegaba a los juzgados de Játiva con el rostro tapado. El joven acabó derrumbándose durante su declaración policial, pero unas horas antes defendía su inocencia a través de notas de voz en un grupo de Whatsapp con sus amigos, donde se preguntaba: "¿Por qué me tienen que meter a mí, tío? ¿Por qué me tienen que meter? ¡Macho! Es que... qué puta rabia, tío".
Con voz firme y rotunda, a Ruben aseguraba no haberla visto desde hacía días. "Me ha llamado la Guardia Civil. Me ha dicho que Vanessa quedó conmigo y con Luis y Tafanera a fumar porros. ¿Dónde coño pone que yo he fumado con ella porros, tío? Si llevo dos días sin verla... qué barbaridad", añadía.
Notas de voz que intercambió con sus amigos horas después de que presuntamente la matara y lanzara por una sima de más de 40 metros de profundidad. Un chico conflictivo que ya contaba con antecedentes penales, y es que "estaba denunciado por malos tratos a su exnovia", según explican los vecinos.
La investigación está pendiente del informe final de la autopsia. De momento hay un informe preliminar que según algunos medios concluye que la joven murió asfixiada y antes fue obligada a mantener relaciones sexuales.
Cuatro condenados
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