La Policía está analizando el teléfono móvil de la expareja de Verónica, la trabajadora de Iveco que se suicidó tras la difusión de un vídeo sexual suyo entre sus compañeros de trabajo.
El hombre, que trabajaba en la misma empresa que la víctima, acudió voluntariamente ayer por la tarde a una comisaría. Allí entregó su teléfono y respondió a las preguntas de los agentes.
Tras declarar, el hombre, al que se apuntaba como principal sospechoso de la difusión de la grabación íntima, salió en libertad sin cargos.
Entretanto, la Policía continúa trabajando para averiguar quién fue la primera persona que comenzó a enviar el vídeo sexual en el que aparecía la fallecida, que se quitó la vida después de que las imágenes llegaran a muchos compañeros de Iveco e incluso a su marido.
Para algunos, "un genocidio"
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