Gloria guardó silencio
30 años y cuando reunió el apoyo para denunciar que su entrenador Jesús
Carballo había abusado sexualmente de ella de niña, no sirvió de nada porque delito
había prescrito: "Lo que sí pasó fue que él me sentó a mí en el banquillo por
delito contra su honor".
Recibe el compromiso del
Gobierno con sorpresa porque no lo esperaba, aunque lleva años siendo activista
de la causa. "No pedimos una condena inmediata, pedimos poder sentar a nuestros
abusadores ante un juez", sentencia.
Miguel Ángel, también
víctima y luchador por la imprescripción en delitos de abuso sexual, es más
duro: "Me llama la atención que primero el Gobierno informe al Vaticano, que
son los que han encubierto los abusos, en vez de a las víctimas".
El sacerdote que abusó
de él con 16 años también quedó impune, él aún no celebra la propuesta y espera
cauto a que "el Consejo de Ministros apruebe el proyecto de ley contra la
violencia infantil y que en ese anteproyecto esté recogida la no prescripción".