Los primeros síntomas de la ELA se manifestaron cuando Larraitz tenía solo 28 años. Han pasado 15 y ahora solo puede mover la cabeza y hablar con dificultad. "Ver que no puedes hacer nada, ver que para todo necesitas una ayuda, que si te pica la nariz tienes que llamar a alguien para que la rasque...", dice Larraitz, que cuenta que, vivir así, "es un sufrimiento físico y psicológico".

"A lo primero tienes la esperanza de que te vas a curar", señala Larraitz. Pero la realidad le obligó a perder la esperanza. Por eso, hace tiempo que tomó una decisión: "Que me dejen morir dignamente, que no sufra. No quiero sufrir más".

Es lo que María José Carrasco le pidió a su marido Ángel Hernández durante meses: que la ayudara a morir dignamente para dejar de sufrir. "Es un acto de solidaridad porque ella no lo podía hacer y yo he tenido que prestarle mis manos" afirmó Hernández.

Así relataba su infierno Ángel, el hombre detenido por ayudar a morir a su mujer: "Yo le presto mis manos"

A Lola, su hermano, tetrapléjico tras un accidente, también se lo pidió. Pero no hizo falta. Falleció por muerte natural. La mujer cuenta que "lo tenían "todo preparado". "Jesús hubiera muerto poco después de lo que murió en realidad", declara.

La lucha de una mujer a la que su hermano le pedía la eutanasia: "Mi hijo me preguntaba si podría vivir tras ayudar a morir a mi hermano, pero tenía que hacerlo por él"

Como ellos, muchas familias piden la despenalización de la eutanasia.

Ángel Hernández declaró en 'Al Rojo Vivo' que iba a "hacer todo lo posible para que se apruebe la ley de eutanasia". "Esa va a ser mi dedicación", aseguró.

Ángel Hernández, tras ayudar a morir a su mujer: "Me lo pidió muchas veces, pero lo dilaté porque pensaba que podían aprobar la ley de eutanasia"

Es la esperanza a la que se aferran personas como Larraitz. "No tengo sueños porque no los voy a poder cumplir", afirma. Pero, en realidad, todavía tiene un sueño por cumplir: "Que aprueben la ley para poder dejar de sufrir".