Las residencias destinadas a personas con discapacidad deben cumplir los mismos protocolos sanitarios implantados por la pandemia del coronavirusque las residencias de mayores. Pero sus necesidades no son las mismas.

Así lo denuncian centros como el de Apadis, en Madrid, que lamenta la invisibilidad del colectivo. "Estamos dentro del saco de las residencias de mayores, pero los apoyos, las necesidades de interacción comunitaria y la necesidad de entrar y salir de personas jóvenes no es la misma", explica Miguel Ángel Jiménez, director general de la residencia.

Entre las medidas adoptadas por Sanidad para tratar de contener los contagios de COVID-19 se encuentra la de limitar al máximo las salidas de los residentes, algo que afecta a todos los centros sociosanitarios. Pero también se han visto restringidas las visitas de los familiares o incluso de algunos de los trabajadores que realizan actividades con los internos.

Las salidas del centro permitirían una mayor inclusión"

Asociación Plena Inclusión

Los encargados de las residencias para personas con discapacidad sí se muestran de acuerdo con las medidas preventivas, pero creen necesario que se estudien los casos por separado.

La propuesta de Mario Puerto, vicepresidente de la asociación Plena Inclusión, pasa porque se establezcan protocolos que les permitan "contacto con el mundo exterior, lo que aliviaría su estancia en la residencia y permitiría que haya una mayor inclusión".

En España, más de 17.000 personas con discapacidad viven en residencias como estas, y muchos de ellas son jóvenes. Por eso, desde la organización consideran que "se les priva de oportunidades que son valiosas y que están afectando a su bienestar emocional".

Aseguran que están encontrando casos de personas de entre 30 y 40 años que están más tristes Estamos viendo a personas tristes, desmotivadas y apáticas. Salir y relacionarse con los suyos es una necesidad que los propios residentes demandan.

laSexta ha charlado con algunos internos del centro Apadis, que cuestionan que el resto de vecinos puedan viajar e irse a sus pueblo o casas en la playa mientras que ellos tienen que permanecer encerrados, sin poder irse de vacaciones como tenían planeado. "Que seamos discapacitados no quiere decir que seamos un estorbo", manifiesta Andrés Díaz, residente del centro.