Si no ponemos remedio ya, un fenómeno extremo, como los destrozos en un hotel de Tenerife por un ciclón en noviembre de 2018, puede pasar a ser habitual.
Según los expertos de Naciones Unidas, desastres naturales que ocurrían cada siglo podrían llegar a ser anuales y todo por una subida del nivel del mar disparada.
"Estamos hablando de proyecciones a fin de siglo con el peor de los escenarios que tiene implicaciones implicaciones tanto sobre la costa, sobre la inundación, la erosión y sobre nuestras infraestructuras", indica Íñigo Losada, coautor del informe de la ONU sobre océanos.
En España, hará desaparecer playas, sobre todo en las islas, la cornisa cantábrica y el Mediterráneo, vitales para el turismo y la economía. La Concha, por ejemplo, en San Sebastián, perderá hasta 23 metros de arena; amenazará ciudades a poca altura, como Barcelona, A Coruña o Cádiz.
La meteoróloga de laSexta, Johana Ivars, señala que "en España, desde los años 60, la ordenación y la planificación del territorio se han dejado de lado, lo que va a provocar que si sube el mar hasta casi un metro, ciudades como Barcelona van a quedar inundadas".
Además, la subida del nivel del mar ahogará ecosistemas como el mar Delta del Ebro o Doñana y puede salinizar otros como la Albufera, que cubrirá el mar y que son agrícola y turísticamente esenciales en la zona. Lo mismo ocurrirá con los acuíferos del litoral que surten una costa sobreconstruida.
Y no es solo un escenario posible, sino una realidad sin marcha atrás, según la ONU. Lo que sí está aún en nuestra mano es suavizar los efectos.