Liz Truss se convertía en primera ministra y líder del Partido Conservador del Reino Unido hace 45 días. De esta forma, comenzaba una nueva etapa marcada por su intención de conseguir mejorar la situación económica del país.
Un mandato que arrancó de manera abrupta, y es que tan solo unos días después de que la reina Isabel II le recibiese en su casa de Balmoral, se hacía público el fallecimiento de la soberana. De esta forma, la líder del Partido Conservador dio inicio a su cargo haciendo frente a un hecho histórico: era la última primera ministra nombrada por la reina.
Desde entonces, Liz Truss ha tenido que hacer frente a numerosas polémicas, viendo cómo poco a poco su Gobierno se iba desmoronando. Un problema que surgió debido a su plan fiscal, y es que la primera ministra comenzó su cargo prometiendo unas acciones rápidas para luchar contra los precios de la energía que no salieron como esperaba.
Todo comenzó cuando su recorte fiscal a los ricos terminó desplomando la libra, lo que le obligó a tener que rectificar su decisión. Una situación que hizo que su partido comenzase a mostrar su rechazo por sus medidas, lo que provocó que comenzase a surgir la idea de que podría enfrentarse a una moción de censura.
Finalmente, tras el fracaso de su reforma fiscal, Truss decidió cesar de su cargo a su ministro de Finanzas Kwasi Kwarteng, nombrando en su lugar a Jeremy Hunt. Una decisión que volvió a traer un gran revuelo, y es que tan solo una horas después de asumir su cargo, Hunt desmontó por completo el plan económico de la primera ministra.
Los conservadores piden su dimisión
Tras ver el fracaso de su plan económico, cada vez fueron más los 'tories' que comenzaron a pedir su dimisión, una situación que provocó que Liz Truss se viese obligada a pedir perdón, reconociendo que había cometido algunos errores durante el comienzo de su mandato. Sin embargo, en un primer momento dejó claro que no tenía la intención de dimitir pese a la presión que estaba comenzando a sentir.
Pese a sus disculpas, el rechazo de su partido cada vez se hacía más notorio, provocando que Truss tuviese que hacer frente a un problema que se agravó después de que laministra británica de Interior, Suella Braverman, anunciase su dimisión. Una decisión que ha llevado al Gobierno de Liz Truss al límite, y es que se producía en pleno terremoto político.
Liz Truss anuncia el fin de su mandato
Finalmente, todos estos problemas han provocado que, a pesar de que en un primer momento se negase a dejar su puesto, la primera ministra haya anunciado su dimisión. "No puedo seguir con el mandato del Partido Conservador", ha indicado ante las puertas de Downing Street.
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