El actor Luis Lorenzo aseguró a los servicios de Emergencias que su tía política, la tía Isabel, se encontraba en mal estado de salud y que era cuestión de días que muriese. Sin embargo, los informes médicos de la mujer no recogen que sufriese ninguna enfermedad terminal, como llegó a afirmar Luis Lorenzo. Así se desprende del auto policial al que a tenido acceso laSexta, y en el que se reproducen las conversaciones que Luis Lorenzo tuvo con Emergencias cuando llamó para comunicar la muerte de la mujer.
"¿Esperaban que esto pudiera ocurrir?", preguntó entonces la operadora del servicio de Emergencias, a lo que Luis Lorenzo respondió que sí. Después, el 112 le pregunta que si estaba en cuidados paliativos, y dudoso Luis respondió que no y que tenía una cuidadora que la cuidaba las 24 horas en casa.
Pero cuando el sanitario le pregunta que si la muerte de Isabel era "esperable por paciente terminal", Luis Lorenzo no duda y afirma que el diagnóstico era "muy malo": "Sí, sí, el diagnóstico era muy malo, tenía demencia de cuerpos de Lewy, ya en fase terminal".
Era cuestión de muy poco tiempo ya"
Con el Summa al teléfono, repite la historia: "Tenía ya un diagnóstico bastante reservado, tenía enfermedad de demencia senil por cuerpos de Lewy y muy avanzada ya, muy avanzada ya. Entonces, ha estado en bastantes valoraciones por neurología y demás, y en la última consulta nos dijo que era cuestión de muy poco tiempo ya".
Pero aunque Luis Alfonso dijo que Isabel tenía una enfermedad en fase terminal y que en la última consulta le habían dicho que era cuestión de muy poco tiempo, el atestado policial señala que a través de todos los informes médicos recopilados y analizados no consta que la mujer estuviera en una fase terminal nique iba a fallecer en cuestión de poco tiempo.
La información que aportan estos informes concuerda además con el testimonio ofrecido por uno de los hermanos de la fallecida, José María Suárez, quien interrogado por la policía explicó que su hermana estaba "bien de salud físicamente y que a nivel psicológico". "El único problema que tenía es que estaba mal de audición y de cataratas, ya operadas por lo que veía perfectamente", reconoció el hermano, añadiendo que además tomaba medicación para la tensión.
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Una amiga de Isabel, con la que se vía a diario, también coincide en que antes de marcharse repentinamente a Madrid "no tenía nada reseñable de salud".