A las 11:29 de la noche, atado con la soga, sacaban a 'Palomero', el toro jubilo de este 2018 en Medinaceli. Una veintena de personas lo rodean, lo agarran y cuando el animal intenta zafarse, lo sujetan aún con más fuerza hasta inmovilizarlo contra un tronco para prender fuego a la estructura sujeta a su cornamenta.
A diferencia de otros años, no se han producido incidentes entre quienes apoyan esta fiesta y los defensores de los animales. Los animalistas han intentado acceder a la plaza pero, denuncian, les es prácticamente imposible.
"Los tres o cuatro accesos que hay a la plaza están completamente o custodiados por la Policía o con vallas. Hay entre 100 y 200 policías. Te van a hacer un interrogatorio y tienes que montarte una coartada para que no te descubran o no sospechen de que vas a ir a grabar porque quieren esconder lo que hacen con el toro" explica Aida Gascón, directora de Animanaturalis en España.
Un año más, PACMA ha exigido al Ayuntamiento y a la Junta de Castilla y León que paralicen este festejo. Además han publicado un informe veterinario que asegura que el animal sufre al ver limitados sus movimientos y que al intentar liberarse, puede sufrir dislocaciones cervicales. También denuncian que la presencia del fuego le provoca pavor, estrés y angustia.
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