La Sociedad Española de Salud Ambiental ha estudiado el funcionamiento de los aires acondicionados, por si pudiera influir en la propagación del coronavirus. Hasta el momento, no hay una evidencia científica pero sí alguna situación en la que podría amplificarse el riesgo de contagio si no se toman las medidas necesarias.
Uno de los espacios en los que hay que tener mayor precaución con el aire acondicionado es en las oficinas y centros de trabajo. En estos lugares puede ocurrir que aunque los empleados cumplan con las distancias de seguridad, si uno tose esas gotículas podrían ser impulsadas por el aire acondicionado a una distancia que superaría los dos metros, y podría llegar a un compañero.
La otra opción estudiada tiene que ver con el propio sistema de aire y con la renovación dentro del espacio. El aire, presente en los espacios cerrados, podría tener gotículas con el virus que si no se renueva con ventilación natural permanece con la humedad y vuelve al conducto para salir convertido en aire frío. El virus podría pasar a través de los filtros y esparcirse por el habitáculo.
Por ello, los expertos recomiendan ventilar de forma natural diariamente, aunque el aire acondicionado esté puesto, para reducir el peligro.
También, revisar los aparatos. Si bien es un proceso que debería realizarse periódicamente, este año es "crucial". "Los filtros del aire deben estar nuevos y limpios para no dejar pasar partículas", José María Ordoñez, de la Sociedad Española de Salud Ambiental
Siguiendo estas recomendaciones, se podría poner el aire acondicionado con la seguridad con la que se hace cada verano.