"Yo empecé a consumir con quince años Canabis", afirma una mujer, que prefiere permanecer en el anonimato. Confesar su adicción a las drogas ante las cámaras es complicado para ella. Después de 15 años de adicciones, le costó mucho pedir ayuda. Ahora, ya ha superado su adicción gracias a Instituto Spiral, que diseña programas específicos para mujeres.
"Se relaciona mucho la droga con hombres, pero es cierto que las mujeres también podemos caer en este tipo de adiciones y no tenemos por qué sentirnos juzgadas", afirma. Es el principal obstáculo al que se enfrentan las adictas. Los programas para salir de la droga están diseñados para ellos. Por eso, menos del 20% de las personas tratadas en Proyecto Hombre son mujeres. Esa falta de perspectiva de género provoca que tres de cada diez mujeres con adicciones no lleguen a pedir tratamiento.
El 64% de las mujeres adictas sufre o ha sufrido violencia machista
Al estigma social, hay que sumarle la vulnerabilidad para las mujeres que consumen sustancias. El 64% de las mujeres adictas sufre o ha sufrido violencia machista. Paula Gómez García, coordinadora del Centro de Día del Institudo Spiral, dice que "muchas de ellas no se atreven a abordarlo en grupo precisamente porque comparten ese grupo de manera heterogénea con hombres".
"Si hubiese sido un centro mixto o un centro donde hubiese habido más hombres que mujeres, yo no hubiera querido", reconoce la mujer que ha superado su adicción a las drogas.
"Muchas veces creo que confundimos igualdad con simetría. No podemos hacer que hombres y mujeres tengan el mismo tratamiento"
En otro centro también ha empezado a incluir la perspectiva de género en los tratamientos de adicciones. "Muchas veces creo que confundimos igualdad con simetría. No podemos hacer que hombres y mujeres tengan el mismo tratamiento, o sea un tratamiento equivocado", manifiesta Leandro Palacios, psicólogo clínico.
María participa actualmente en uno de sus programas. "Tengo una adicción en alcohol y cocaína", cuenta. Vive con otras seis pacientes y combinan las terapias en conjunto con sesiones sólo de mujeres. Las sesiones están diseñadas para trabajar los problemas añadidos que supone ser mujer y adicta. "Nos ayudan con las emociones, a la prevención de recaídas, a trabajar con la soledad...", indica. El principal problema es que este tipo de terapias sigue representando una gran minoría.