Los Reyes han llegado al Hospital del Mar, en Barcelona. A Don Felipe y Doña Letizia, les recibieron en la puerta el Conseller de Salut, Toni Comin, y la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat.

 Ciudadanos, turistas y curiosos, guardan un minuto de silencio en Las Ramblas

Con semblante serio, los reyes se han dirigido al interior del hospital, donde les esperaban algunos responsables médicos del centro. Sus majestades, han saludado, uno a uno a todos ellos y han conversado de forma informal antes de dirigirse a una reunión informativa donde, a puerta cerrada, han explicado a los monarcas el dispositivo médico desplegado después del atentado y la situación de los heridos.

Uno de los altares improvisados con mensajes de apoyo a las víctimas

También han podido visitar a algunos, entre ellos una persona que continúa en urgencias. Después de han dirigido al Hospital de Sant Pau. Ya que en ambos centros es donde se encuentran la mayoría de los heridos del atentado de Las Ramblas.

El rey ha destacado su intención de estar cerca de las víctimas y ha hecho suyo, emocionado, el lema "no tinc por", "no tenemos miedo", coreado en la plaza de cataluña. "Este atentado vil, cobarde, este asesinato que ha matado y herido a tantas personas y que nos ha conmocionado a todos no puede y no podrá con nosotros, ni con nuestros valores, ni con nuestra convivencia, ni con nuestra democracia o nuestro aprecio por los derechos humanos", ha indicado Don Felipe, visiblemente emocionado.

Homenaje a las víctimas en Barcelona

La Casa Real, con el rey Felipe VI, ya mostró su apoyo a las víctimas y su condena al terror. Lo hacía en el minuto de silencio en plaza de Catalunya con la imagen de unidad junto a representantes de todos los partidos políticos y de las instituciones catalanas y del Estado.

Las autoridades, con el rey Felipe VI en el centro, durante el minuto de silencio por las víctimas de los atentados de Catalunya

Pero desde el primer momento, la casa Real ha sido muy contundente en su repulsa al atentado. En un tuit, colgado poco después del atropello mortal de las Ramblas, la Casa Real rechazaba la violencia terrorista y calificaba a los autores de asesinos y criminales.