En el planeta tiramos 1.300 millones de toneladas de alimentos al año que no utilizamos. El 85% de la comida que tiramos ni siquiera la tocamos. La compramos y después termina en la basura, suponiendo un impacto económico y también medioambiental.
Algunos supermercados intentan combatir este desperdicio de alimentos rebajando sus productos al 50% cuando están a punto de caducar. Además, impulsan acciones para sensibilizar al consumidor y que compre sólo los productos que realmente va a utilizar. La fruta y la verdura son los alimentos que más acaban en el contenedor después de echarse a perder.
Hay otras estrategias para los ciudadanos, como una aplicación que puede reducir también el desperdicio de comida. El usuario cuelga la foto y una descripción del alimento que haya quedado su nevera o despensa y espera a que otra persona la adquiera.
El objetivo es que no acabe en la basura. Y si los productos ya se han echado a perder también hay remedio: a partir de ellos se pueden generar materiales bioplásticos que podrán utilizarse en la construcción, automoción o para embasar.
"La intención es que el residuo que genera la empresa vuelva otra vez a su mismo producto", explica Berta Gonzalvo, directora de investigación de AITIIP. Son métodos para evitar el despilfarro de alimentos.
Hundimiento del petrolero
22 años de la catástrofe del Prestige, el otro gran desastre ambiental (y de gestión política) de la historia de España
Cuando todavía Valencia se recupera del desatre tras las consecuencias de la DANA, se cumplen 22 años de la tragedia del Prestige, la gran catástrofe ambiental de la hisotria de España recordada por una gestión política también desastrosa.