La oferta de un disfraz de "enfermera sexy", dirigido a niñas pequeñas (incluso de 4 a 6 años) y anunciado con la foto de una menor, provocó que las redes sociales se llenaran de protestas. Facua-Consumidores en Acción lo denunció ante la Fiscalía de Menores de Madrid porque esta publicidad "sexista sugerente" de las menores atenta contra la legislación española, como afirma el presidente de la asociación en la capital, Daniel Rubio.
Atenta esencialmente contra la Ley General de Publicidad, la Ley de Protección del Menor y la ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, que exponen como "ilícita" la utilización de la imagen de la mujer de forma "vejatoria o discriminatoria".
Disfrazarse, como cualquier otro juego, forma parte del "proceso de socialización y aprendizaje" de los más pequeños, asegura la directora de la Fundación Mujeres, Marisa Soleto. Por ello, estos casos pueden tener una incidencia "nefasta" en las políticas de igualdad, encaminadas a explicar a las niñas que cuando sean mayores pueden ser lo que quieran.
Y el inconveniente de este tipo de disfraces es que "lanzan a las niñas el mensaje de que ellas podrán ser lo que quieran, pero lo que más va a importar siempre es que estén sexys", insiste. La hipersexualización es solo la punta del iceberg, lo visible, del verdadero problema: los estereotipos diferenciadores que aún existen en la sociedad.
Según la plataforma de venta Ebay, los disfraces de niñas más vendidos corresponden a distintas princesas de dibujos animados, mientras que los niños se visten de faraón o Darth Vader. "No hay más que entrar en una juguetería y no tienes ningún problema en identificar dónde están los juguetes de las niñas, porque todo es rosa", se lamenta Soleto.
En carnaval se reproduce esta "división sexual" entre los más pequeños mediante los disfraces, que atribuyen a ellas los papeles pasivos y de indefensión, y a ellos los más activos. E, incluso, cuando hay un disfraz femenino de una profesión activa en la que la participación de las mujeres es escasa, como el de bombero, este se visualiza de manera sexualizada.
Por ello, la directora de Fundación Mujeres pide que la coeducación entre en el juego desde la infancia y que "rompa la división de roles", para que las actividades ofrecidas a las niñas y niños sean reflejo de la sociedad igualitaria que se pretende conseguir.
Sin embargo, el sexismo no es el único problema que entrañan los disfraces en carnaval, ya que la principal preocupación de los padres suele ser la seguridad de sus hijos. Las asociaciones de consumidores advierten cada año del peligro que pueden causar tanto estos como sus complementos, sobre todo si no se adquieren en establecimientos fiables.
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