María Salmerón, que entró en prisión condenada a nueve meses por impedir las visitas del padre maltratador a su hija, ha conseguido la libertad condicional. Ya no tiene que dormir en la cárcel ni tampoco lleva la pulsera de control después de 22 días en prisión y seis meses en tercer grado.
Ahora que por fin es libre asegura que no se arrepiente de haber protegido a su hija: "Cumplir una condena por proteger a mi hija no es delito y peor condena es tener la etiqueta de un maltratador para toda la vida".

Una profesión cada vez menos frecuente
Las carnicerías, en peligro de extinción: la ausencia de relevo generacional pone en riesgo el futuro de miles de negocios
Los detalles Cada vez menos jóvenes quieren ser carniceros pese a tratarse de un trabajo bien remunerado. "Tengo 66 años y ninguna de mis hijas está interesada en llevar este negocio hacia adelante", explica Pròsper Puig, propietario de una carnicería.