Apuntan a que sería el líder de la célula terrorista que atentó en Barcelona y Cambrils. Abdelbaki Es Satty, de 45 años, marroquí de nacimiento y con nueve hijos que, según él mismo contó a sus más cercanos, viven en Marruecos.

Desde 2015 era imán en Ripoll, primero en una pequeña mezquita en la que solo duró siete meses, después se unió a otra con una mayor comunidad de fieles. Allí fue donde entabló contacto con los terroristas, los reclutó y los radicalizó.

Guardia Civil y Mossos d'Esquadra en Ripoll, en Girona

"Es bastante triste pensar cómo es posible que esa ideología perversa puede hacer cambiarles su mentalidad", explica Mohamed Ched, de la fundación IBN Batuta. Las familias de los jóvenes creen que les lavó el cerebro: "Son unos niños, son muy jóvenes. Creemos que aquí ha habido una cabeza más grande que les ha lavado bien".

Hombre reservado y cauteloso, en sus rezos nunca dio señales de estar radicalizado. "Un tío normal, nunca había habido nada raro. Nunca hemos visto ningún movimiento", asegura Ali Yassin, presidente de la comunidad islámica Annour de Ripoll.

Lugar en el que se ha producido una explosión en Alcanar

En su historial cuenta con cuatro años en la cárcel de Castellón, donde cumplió condena por tráfico de drogas. También se le vinculó a uno de los investigados tras los atentados del 11M. Los últimos años daba clases de árabe a los niños. Compartía piso en Ripoll con un compañero, también de origen marroquí. Vivienda modesta, de dos habitaciones, por la que pagaba 150 euros al mes.

A Es Satty no le gustaba hablar de su vida, aunque sí repetía a menudo que quería regresar a Marruecos con su familia. "A finales de junio nos pidió tres meses para irse a Marruecos, pero nosotros le dijimos que si se iba de vacaciones teníamos que buscar otro porque no nos podíamos quedar sin imán tres meses", dice Ali Yassin.

Las cuatro parejas de hermanos que forman parte de la célula terrorista

Abandonó la mezquita en mayo, pero su compañero de piso confirmó que nunca hizo tal viaje, estuvo en todo momento en Ripoll. La última vez que habló con él fue el martes anterior al atentado, cuando le volvió a repetir que se iría a Marruecos. Los Mossos sospechan que su destino fue Alcanar, allí podría haber muerto en la explosión.