No pueden más

Más de un centenar de jueces alertan del "colapso" en los juzgados de Violencia sobre la Mujer: las víctimas serán las principales perjudicadas

El contexto El Gobierno planea que los jueces de instrucción actúen como magistrados contra la violencia de género, debido al aumento de carga por la nueva ley judicial que entrará en vigor este año.

Más de un centenar de jueces alertan del "colapso" en los juzgados de Violencia sobre la Mujer: las víctimas serán las principales perjudicadas

La situación en los juzgados de violencia sobre la mujer es insostenible. 135 jueces han pedido urgentemente más medios y recursos ante la entrada en vigor de una reforma que ampliará los delitos que deberán asumir, aumentando aún más la saturación de los tribunales. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, se comprometió este miércoles a proporcionar más personal, pero el tiempo corre en contra.

Noelia Miguez, superviviente de violencia machista, relató su calvario tras sobrevivir a ocho puñaladas infligidas por su expareja. "Es un no vivir. ¿Dónde estará? ¿Me estará vigilando?", dice mientras recuerda los dos años de espera para un juicio que, aunque el agresor estaba en prisión provisional, no acabó con su angustia. Noelia pide que se agilicen los procedimientos: "Que se agilicen las listas, que no haya más listas de espera para tener un juicio".

Su testimonio refleja la realidad de unos juzgados que ya están al límite. A partir de octubre, los tribunales tendrán que asumir delitos sexuales fuera del ámbito de la pareja o expareja, lo que, según Francisco Manuel Gutiérrez, magistrado del Juzgado de Violencia sobre la Mujer nº 2 de Sevilla, supondrá un aumento significativo de la carga de trabajo. "Las consecuencias serían desastrosas, especialmente para la víctima", advirtió.

La abogada Silvia Calzón alertó sobre los riesgos que implica esta reforma: "Es muy poco tiempo el que tenemos para afrontar este nuevo reto, las víctimas van a ser las perjudicadas porque sus procesos se van a alargar mucho más".

La reforma promete más justicia, pero las víctimas de violencia machista temen que, al final, el tiempo sea lo único que pierdan.