Vecinos de Casariche, en Sevilla, rodean la casa del cura: "¡Que lo saquen, que lo saquen!". Dentro, sin escapatoria, está atrincherado uno de los dos individuos a los que han pillando intentado entrar, de madrugada, en una de las casas del pueblo. Minutos antes, con palos, varios vecinos los habían perseguido por las azoteas. Uno consigue escapar y el otro se encierra en una de las propiedades del párroco.
Hartos de los continuos robos, los ciudadanos del pueblo están dispuestos a tomarse la justicia por su mano: "¡Muerto, muerto!", gritan, por lo que la Guardia Civil se vio obligada a enviar refuerzos para rebajar la tensión y evitar el linchamiento.
La oleada de robos tiene completamente alarmados a los vecinos de Casariche, que piden más seguridad y protección. Mientras, el alcalde ha pedido tranquilidad al pueblo: "Tenemos que convivir en paz", ha asegurado Basilio Carrión, que, además, ha añadido que es fundamental que todos respeten las normas de convivencia y ha solicitado a sus vecinos que no se tomen la justicia por su mano.
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