Llegan los primeros clientes y dentro del vehículo se genera el negocio. El conductor cobra a los toxicómanos por trasladarlos a un poblado chabolista, donde podrán comprar su dosis. No es el único coche sospechoso que rodea la estación de metro de Vallecas. Un usuario de las cundas nos explica cómo funciona: "Según el coche, según la gente, entre cinco y 15 euros".
La estación es el centro de operaciones: allí algunos captan a los clientes en el interior y otros vigilan los movimientos hasta el punto que nos pillan grabando. Tratamos de hablar con ellos pero solo responden con insultos. El aumento de las cundas en esta zona preocupa a los vecinos que denuncian problemas tanto de seguridad como de salubridad: "Problemas de robos, de insultos, se te echan encima del coche".
Fuentes policiales aseguran que este estación de cercanías de Madrid se ha convertido en el punto más activo para las cundas: "El problema es que son personas insolventes, no van a pagar las multas, se les retira el vehículo pero vuelven a comprar otro vehículo destartalado" asegura Serafín Giraldo, portavoz de la UFP. Los vecinos amenazan con movilizarse y lanzarse a la calle si las autoridades no le ponen freno.