Hay alimentos que están tan de moda que podemos encontrarlos en el supermercado todos los días del año aunque no estén en temporada. Arándanos, aguacates, quinoa... son algunos de ellos. Pero esa comodidad para el ser humano tiene como consecuencia graves daños para el medioambiente como es la deforestación, el consumo excesivo de agua que conlleva su cultivo o el abuso de fertilizantes.

Nos hemos acostumbrado a verlos en cada carta en postres, en batidos, en ensaladas. El açaí, este arándano de Brasil, es solo el último alimento de moda detrás de la "hay un impacto ambiental importante", subraya a laSexta el portavoz de la campaña de bosques de Greenpeace España, Miguel Ángel Soto.

Su producción gana terreno, pero a costa de la deforestación del Amazonas. Lo mismo ocurre con la soja, la palma para producir aceite o con el cacao en África. Antes, se plantaba en zonas de sombra, entre otros árboles, de forma sostenible, pero ahora se planta en solitario, en grandes extensiones con una vida útil de apenas 40 años. Áreas que "se acaban abandonando" en busca de "nuevas zonas para ir eliminando poco a poco los árboles hasta que se deforestan por completo", relata Ainhoa Magrach, profesora del Ikerbasque Research

En el sur de España, vemos grandes plantaciones de aguacates, mangos, fresas, arándanos... Se trata de productos que requieren cantidades muy elevadas de agua en plena crisis hídrica. El resultado: un Parque Natural de Doñana en estado crítico. Más allá de la sequía hay otro factor preocupante: "Se están utilizando muchos más agroquímicos que antes", señala Magrach.

Por ejemplo, para cultivar quinoa antes se respetaba un año de barbecho, pero ya no. Entonces, la única alternativa para mantener el ritmo de producción son los químicos, lo cual empeora la calidad de la tierra. "Lo que no podemos es forzar los ecosistemas a producir cosas y traer de otros ecosistemas, de otras latitudes, productos que no son de temporada", advierte Soto de Greenpeace España. Lamentablemente, cada vez es más normal consumir frutas exóticas en España, pero ir en contra del ritmo del planeta tiene consecuencias.