La incertidumbre sobre el estado de salud del capitán del pesquero que naufragó en la zona de las Islas Malvinas duró hasta las seis de la tarde de este martes. El primo político del capitán, José Manuel Pena, recuerda el momento ante los micrófonos de laSexta: "A las seis de la tarde llamó el capitán a su mujer diciendo '¡Estoy vivo, estoy vivo!'. Unas palabras que Pena aseguran dejaron al matrimonio emocionados hasta que "se cortó comunicación".

El capitán desde 2018 del Argos Georgia es José Saborido, de 56 años y natural de la localidad coruñesa de Ribeira . Aquellos que lo conocen cuentan que Saborido es amigo de su tripulación, así como un excelente y curtido profesional: "Seguramente, el último en abandonar el barco", relata su primo.

A pesar de esa profesionalidad, ahora los miembros de su familia esperan que tras 20 años en el mar lo dejé. Pena relata que tanto él como su mujer están "muy enamorados" y añade que "ahora es el momento de aprovechar" el tiempo en pareja y junto a su hija.

También Amparo Burguillos está a salvo. Ella es una bióloga que viajaba como observadora en el buque. Además, es voluntaria ambiental, guía de montaña y cooperante internacional a la que su familia espera en el pueblo albaceteño de Socovos. A Francisco Gondar, el segundo oficial de máquinas del barco y pontevedrés de 54 años, le espera su hijo de dos años y su mujer. De hecho, puedo mandar un mensaje diciéndoles que estaba a salvo, pese al miedo que tenía tras el naufragio.

Juan Antonio García Pichón, mecánico naval, envió a su amigo Antonio Lijó su localización antes del naufragio. Ahora es uno de los desaparecidos. Lijó cuenta que Juan Antonio es "muy chaval y muy trabajador". Para Juan Antonio, de 42 y padre de una niña, acababa de embarcar en el buque para relevar al jefe de máquinas que estaba a punto de jubilarse. El segundo desaparecido es Antonio Barreiro, oriundo de Noia (A Coruña) de 53 años y segundo ingeniero de a bordo.

La tristeza es absoluta por los dos vigueses fallecidos: César Acevedo tenía 56 años y era un patrón de pesca que estaba a punto de jubilarse, mientras que Santiago Leyenda era el cocinero del buque al que llegó tan solo cinco meses atrás. Mientras sus muertes se lloran y la esperanza perdura para encontrar a los desaparecidos, los supervivientes llegarán esta tarde al puerto de Stanley donde pasarán por un reconocimiento médico y se les tomará declaración. El Gobierno pondrá a su disposición todos los medios para adelantar la repatriación.