Una mujer de 77 años ha fallecido tras prenderse fuego su pelo cuando se fumaba un cigarrillo en la residencia de ancianos en la que vivía en Cuarte de Huerva, al sur de Zaragoza.
Según recoge el 'Heraldo de Aragón', que cita fuentes de la Delegación del Gobierno, la anciana sufrió un accidente al encenderse un cigarrillo mientras utilizaba una máquina de oxígeno. Tras esto, su pelo, en el que llevaba abundante laca, se prendió fuego. Rápidamente las llamas se extendieron por toda su ropa y se le quemó un 60% del cuerpo.
Sin embargo, desde el Grupo Vitalia, al que pertenece el centro de mayores en el que residía, han negado que en ese momento estuviera haciendo uso de una máquina de oxígeno. Asimismo, han asegurado que la mujer era una persona completamente válida e independiente que solía salir al exterior de las instalaciones.
Según fuentes de la residencia, dos auxiliares que fueron testigos de lo ocurrido acudieron en su auxilio y lograron apagar las llamas con la ayuda de un extintor y una manta. A pesar de ello, la anciana sufrió quemaduras graves en más de la mitad de su cuerpo.
Hasta el lugar se trasladaron los Bomberos, aunque finalmente solo fue necesaria la intervención de los servicios médicos. Los sanitarios presentes en el lugar la estabilizaron antes de su traslado al hospital Miguel Servet, pero una vez allí, falleció.
La Guardia Civil investiga ahora las causas del suceso y las circunstancias en las que se originó el fuego, así como si en ese momento estaba usando o no una máquina de oxígeno.

Piden una regulación estricta
La lucha de los ludópatas por prohibir las tragaperras en los bares: "Un café te puede costar 300 o 400 euros"
Los detalles Más de 15.000 personas han firmado una petición para regular el acceso a las máquinas de juego en bares y cafeterías, que son el punto de entrada de muchos menores al juego y ponen en peligro el tratamiento de los adictos que se autoexcluyen.