Justo Gallego ha muerto a los 96 años, ha dicho adiós el hombre que en 1961 emprendió la ardua tarea de levantar piedra a piedra, martillazo a martillazo, una catedral en el municipio madrileño de Mejorada del Campo. Lo hizo para cumplir una promesa: si sobrevivía a la tuberculosis que amenazaba su vida, levantaría un templo con sus propias manos.
"A la gente le gusta figurar y en religión eso es majo, mejor callado", aseguraba él en 2018.
Era albañil y odiaba la fama, pero poseía una fe infinita y consagró su vida a una obra construida sobre un limbo legal que levantó controversia. Sin embargo, Justo Gallego luchó por su catedral hasta el final.
Finalmente, no ha podido ver terminado su templo, pero lega un edificio de 4.700 metros cuadrados, 12 torreones, 28 cúpulas, 2.000 vidrieras y una cripta subterránea. La Asociación del Padre Ángel se ha comprometido a finalizar el sueño de Justo Gallego.
"La Catedral siempre llevará su nombre, Catedral de Justo. Justo ha dedicado su vida a realizar esta preciosa catedral", han afirmado desde Mensajeros de la Paz. "Fue un hombre incansable en su tarea de servir a su promesa: primero le prometió una ermita a la Virgen María y según fue construyendo quiso ofrecerle algo mucho mejor, y aquí está su catedral para dar testimonio de su gran fe", han añadido.
Desde el Ayuntamiento de Mejorada del Campo han lamentado su fallecimiento y han declarado tres días de luto oficial.
Las razones
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