Nora Cortiñas, también conocida como 'Norita' y buque insignia de la de lucha de las Madres de Plaza de Mayo, una asociación Argentina formada en 1977 con el fin de encontrar con vida a los desaparecidos durante la dictadura de Jorge Rafael Videla; ha fallecido a los 94 años de edad.

Esta mujer se convirtió en un referente en todas las batallas contra las injusticias y la opresión de la dictadura militar argentina. Desde 1977 no ha dejado de buscar ni un solo día a su hijo secuestrado por el régimen totalitario. "Antes de morirme quiero saber qué pasó con Gustavo", dijo Norita, una promesa que jamás ha llegado a cumplir.

Con tan solo 25 años secuestraron a su hijo el Domingo de Pascua del año 1977. "Terminó el almuerzo y fuimos a despedirlo a la estación. Fue el último día que vi a Gustavo", recordaba Cortiñas en una entrevista. Su hijo era militante de la juventud peronista cuando los militares de la dictadura se lo llevaron.

La represión comenzó y, con ella, la rebelión de las Madres de Plaza de Mayo, una asociación que juntó a las madres de los cerca 30.000 desaparecidos, que pedían "castigo para los culpables", luchaban "contra la injusticia" y "contra el silencio" en las manifestaciones donde siempre lucían sus pañuelos blancos, que terminaron convirtiéndose en un símbolo de esta rebelión.

Norita mantuvo su lucha siempre, incluso después de las últimas sentencias a los autores de los crímenes, a quienes la Justicia condenó a 15 años de prisión. "No se puede tolerar que les den estas condenas porque son irrisorias", condenaba la argentina.

Pese a los golpes, su esperanza nunca se quebró, incluso cuando ya todo estaba perdido, ella seguía enfrentándose a su lucha con un sonoro "venceremos".