Bertín Osborne vive uno de los momentos más difíciles de su vida tras el fallecimiento de su padre, Enrique Ortiz López-Valdemoro, el pasado 18 de octubre en Madrid, a los 96 años. La noticia, que se ha mantenido en la más estricta intimidad hasta este lunes, fue revelada por el diario 'El Debate' y por el programa 'Mañaneros' de TVE, y supone un nuevo golpe emocional para el cantante, quien hace pocas semanas también tuvo que despedir a su mejor amigo de la infancia, Ignacio Arizón.

Enrique Ortiz, conde de Donadío de Casasola y conde de las Navas, fue una figura clave en la vida de Bertín. El presentador mantenía una relación muy estrecha con su padre, especialmente en los últimos años, tras superar algunos episodios de distanciamiento en su juventud. A pesar de su avanzada edad, Enrique había superado varias complicaciones de salud, incluida una hospitalización de urgencia en 2023 tras una dosis errónea de medicamentos, lo que había puesto en alerta a toda la familia. Sin embargo, hasta la fecha no se han dado a conocer las causas concretas de su muerte.

Los restos mortales de Enrique Ortiz fueron velados en el tanatorio de La Paz, en Madrid, en una ceremonia privada y discreta, a la que solo asistieron sus cuatro hijos –Bertín y sus tres hermanas, María Teresa, Marta y María de la Luz Ortiz–, así como sus nietos y los familiares más cercanos. En respeto a los deseos del difunto, el evento se mantuvo alejado del foco mediático, y no trascendió a la prensa hasta días después.

Con la muerte de su padre, Bertín Osborne hereda los títulos nobiliarios que ostentaba Enrique Ortiz, convirtiéndose en el VIII conde de Donadío de Casasola y VII conde de las Navas. Esta tradición familiar es parte de un legado que siempre estuvo presente en la vida del cantante, quien ha compartido en varias entrevistas lo orgulloso que se sentía de sus raíces nobles y del ejemplo de su padre, a quien describía como una persona de carácter fuerte, pero también de gran vitalidad y alegría hasta el final de sus días.

La relación entre Bertín y Enrique, marcada por una notable cercanía en los últimos tiempos, no estuvo exenta de altibajos. En su juventud, Bertín se rebeló contra la autoridad de su padre, llegando incluso a distanciarse de él durante un tiempo. El propio presentador ha recordado en más de una ocasión cómo su espíritu libre chocaba con la disciplina de su progenitor, un hombre estricto y acostumbrado a imponer sus normas. Este conflicto llegó a su punto álgido cuando Enrique decidió no asistir a la boda de Bertín con Sandra Domecq, un episodio que ambos pudieron superar con los años.

No obstante, con el paso del tiempo, padre e hijo lograron recuperar la relación, encontrando un entendimiento mutuo basado en el respeto y el cariño. De hecho, Bertín ha hablado con frecuencia sobre la fortaleza de su padre, destacando su sentido del humor y su vitalidad, incluso en sus últimos años de vida. "Mi padre, a los 95 años, seguía siendo el conquistador de siempre", comentó Bertín en tono de humor en una reciente entrevista, recordando cómo Enrique continuaba mostrando interés por las mujeres y por la vida social, a pesar de su avanzada edad.

Enrique Ortiz fue incinerado en Madrid, cerrando un capítulo importante en la vida de Bertín Osborne, quien ahora deberá enfrentarse no solo a la pérdida de su padre, sino también a la intensa exposición mediática que ha marcado sus últimos meses debido a la polémica en torno a su reciente paternidad con Gabriela Guillén.