Forzada a alquilar su vientre
Le quitan el bebé a una mujer a la que le implantaron un embrión de otra pareja por error: Kyrstena 'tuvo' un bebé negro de un donante blanco
¿Qué pasó? Kyrstena Murray se sometió a un tratamiento de fertilidad con un donante anónimo, pero al dar a luz, el bebé era negro, cuando ella había pedido un donante blanco. Las pruebas de ADN revelaron la negligencia: la clínica le había implantado el embrión de otra pareja.
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Una negligencia le ha destrozado la vida a Kyrstena Murray. Se sometió a un tratamiento de fertilidad con un donante anónimo. El embarazo fue bien, tuvo a su hijo, pero había algo que no cuadraba: ella había pedido un donante blanco, caucásico como ella, y el bebé era negro, afroamericano.
Era su sueño, toda su vida había querido ser madre. Kyrstena Murray llevaba años sometiéndose a múltiples tratamientos de fertilidad hasta que al final lo consiguió.
"Mi primer pensamiento fue que era absolutamente precioso, era magnífico y mi segundo pensamiento fue: ¿qué ha pasado?", cuenta la afectada en una entrevista.
El bebé era afroamericano, pero ella había elegido a un donante blanco. Las pruebas de ADN revelaron la negligencia. La clínica le había implantado el embrión de otra pareja.
Según cuenta, fue uno de los peores momentos de su vida porque, a pesar del error, para Krystena era su bebé. "Amé y crie a mi hijo y hubiera hecho literalmente cualquier cosa que estuviera a mi alcance para quedármelo", reconoce.
Fue ella quien avisó a la clínica y esta a los padres biológicos, que solicitaron su custodia. Krystena tuvo que renunciar al pequeño que entonces tenía ya cinco meses.
Ahora, demanda a la clínica, que se defiende asegurando que fue un incidente aislado. Pero para el abogado de Krystena Murray, Adam Wolf, esto "es solo un ejemplo de los locos contratiempos que pueden ocurrir en un centro de fertilidad".
Denuncia que convirtieron contra su voluntad a Krystena en un vientre de alquiler y no en lo que era: una madre biológica. El miedo, entonces, apareció en el que debía ser el momento más feliz de su vida. Ahora, reclaman una regulación gubernamental de las clínicas de fertilidad.