Es la droga de las sectas. La ayahuasca se usa en rituales y provoca graves efectos en quienes la consumen. Su tráfico en España se ha disparado en los últimos años. El aeropuerto de Barajas es la puerta de entrada de esta droga: en las maletas de los viajeros o en envíos postales.
En cualquiera de los paquetes que llegan en los aviones podría estar camuflada la ayahuasca. Así nos lo indica Justo Muñoz, jefe de la Unidad Regional Operativa de Vigilancia Aduanera del Aeropuerto de Madrid, que asegura se ha topado con esta droga en multitud de ocasiones: "Puede que una semana encuentres cuatro y otra no encuentres nada, pero sí que viene incrementándose la cantidad de veces que encontramos esta sustancia"
Hasta un 300% dice la estadística. En el aeropuerto se realizan los controles pertinentes. Si el laboratorio confirma que es Ayahuasca, empieza la actuación policial y judicial contra el destinatario. "Es una planta legal pero el problema es que tiene un compuesto el DMT que está dentro del convenio de Viena como psicotrópico es ilegal y nosotros estamos obligados a actuar", ha explicado a laSexta Muñoz.
Las mulas no ingieren la ayahuasca, sino que la camuflan es sus equipajes. Según la Policía, "son los propios miembros del retiro que viajan a países de Sudamérica par atraer su propia sustancia".
En el caso de que no se identifique en las aduanas, es el turno de la Unidad de la Policía Nacional. Aunque no es tan fácil como parece. Esta droga no se investiga como delito de tráfico de drogas, sino como delito contra la salud pública. No tiene gran cobertura legal esta sustancia, es por ello que los camellos se aprovechen para publicitarla y poder venderla.
La ayahuasca sirve como herramienta de manipulación dentro de estos grupos coercitivos. Además de provocar vómitos, fiebre, alucionaciones... Por los que se llegan a pagar hasta 300 euros. Un negocio, el de la Ayahuasca, que no deja de aumentar.