Benavente tiene 18.000 habitantes e infraestructuras sanitarias suficientes, pero carece de personal médico que pueda atender a los pacientes. "Yo estoy embarazada y tenemos que ir a Zamora a todo", denuncia una ciudadana. "Las listas de espera son muy largas", se queja otra. "También somos mayores y hay que desplazarse a Zamora", apunta otro paciente.

El urólogo no va desde hace ocho meses y se ha suspendido la consulta del traumatólogo. Tampoco hay pediatra 24 horas y no se puede dar a luz en su hospital.

El alcalde de la localidad zamorana denuncia que es imposible luchar así contra una España vaciada. "Si eres mayor, no puedes vivir, si eres un niño, no tienes un pediatra que pueda asistirle las 24 horas. ¿Quién va a querer vivir en este tipo de territorios?", lamenta Luciano Huerga.

A sus habitantes se unen los de los pueblos de la zona, que deberían ser atendidos en Benavente pero acaban siendo derivados a Zamora por la falta de personal. Así, los 175.000 habitantes de la provincia dependen de un hospital provincial, en el comparten una única máquina de radioterapia mientras esperan a que otra se ponga en marcha.

"Esto genera incertidumbre, genera desasosiego, en los pacientes y en sus familias", denuncia José Ignacio Martín Benito, procurador en las Cortes de Castilla y León. "Lo que no puede ser es que la Junta de Castilla y León, que es la Administración con competencias en la materia, esté prácticamente desaparecida", agrega.

Además, la Junta ha programado el cierre de la mayoría de los consultorios de la comarca zamorana de Aliste. Allí habrá consultas a demanda y el médico se desplazará después de pedir cita previa por teléfono con antelación y autobuses para pacientes.

"Son personas muy mayores y no podemos andar con estos señores y con estas señoras en furgonetas y en autobuses llevándoles de unos pueblos a otros", se queja Jerónimo Cantuche, representante del Movimiento Defensa de la Sanidad Pública.

En la provincia de Salamanca serán los siguientes. Por eso, este fin de semana en más de 30 municipios han pedido que sus médicos se queden. Son las consecuencias de una sanidad que, denuncian, es deficiente y afecta a poblaciones cada vez más envejecidas.