El pequeño Alfie Lamb volvía junto a su madre, Adrian Hoare, el novio de ella, de 25 años, y dos amigos de la familia de unas compras en Sutton hasta su casa de Croydon.
La pareja de Hoare, que viajaba en el asiento del copiloto, había reclinado su silla para poder estirar las piernas, según testificó una de las personas que viajaba en el coche, y el menor, que viajaba en el hueco para las piernas del asiento de detrás, le pidió que se echara para adelante mientras le golpeaba la parte de atrás del asiento.
Según la testigo, el acusado reclinó aún más el asiento y el niño comenzó a chillar y a reclamar la ayuda de su madre, que se encontraba sentada en el asiento trasero, encima del menor, y, presuntamente, le ordenó que se callara.
A pesar de los gritos del niño, el hombre continuó aplastándose hasta que dejó de chillar; en ese momento, según ha declarado la madre del menor, pensaron que "estaba jugando" o simplemente "dormido".
Cuando procedieron a sacar al niño del vehículo, no respiraba ni se movía y tenía un aspecto pálido, según el testimonio de los acompañantes. Entonces, el acusado amenazo de muerte a una de las personas del vehículo: "Dijo que me pondría en el maletero del vehículo y se libraría de mí. Dijo que me mataría" aseguró.
Además, añadió que la madre del menor, que había muerto por un paro cardíaco causado por la asfixia, aceptó las órdenes de su pareja, e incluso le propinó una bofetada en la cara a la testigo.
Posteriormente llamaron a los equipos médicos y aseguraron que el niño había empezado a encontrarse mal en un taxi. Alfie pasó tres días en el hospital aunque no se pudo hacer nada por su vida.
Sobre los acusados caen los cargos de homicidio, crueldad infantil e intimidación. Aunque ambos negaron los hechos, constan mensajes instantáneos en los que la madre muestra su apoyo a su pareja y le aseguraba: "saben que estamos mintiendo". Posteriormente, han asumido que prestaron declaraciones falsas.