Lucas y Mateo Ocón son el claro ejemplo de que si se quiere se puede. "Uno tiene que poder decidir quién es y que no sea la sociedad la que te lo imponga", afirma Mateo.
Son gemelos, trans y youtubers; ahora se han hecho visibles y a través de su historia ayudan a otras personas como ellos. "Natalia y Lucía soportaron la carga social de ser mujeres cuando no lo éramos realmente", añade Mateo.
Echan en falta referentes porque dar el paso no es nada fácil. A sus 14 años Dylan García también da la cara: "Antes tenía miedo de salir de casa porque siempre se metían conmigo". Añade que "debería ser algo natural porque no hacen falta etiquetas para decir que eres 'trans'".
Su caso es una excepción. En su DNI figura el género con el que se identifica. Fue gracias a la buena voluntad de un juez, porque, de momento, la ley no lo permite en menores. "No me parece correcto que a un niño que va al médico lo llamen por el nombre que no se identifica o tenga que viajar con un informe", sostiene Eva María Salvador, madre de Dylan.
"La palabra trans está condicionada; a veces imposibilita el acceso al trabajo o a la Sanidad", dice Guillem Montoro, concejal trans del Ayuntamiento de Paiporta, valencia. Porque trans puede ser tu compañero de colegio, de trabajo o el concejal de tu pueblo. "Las personas trans no estamos ligadas a la noche, la prostitución o las drogas; podemos ser la panadera del barrio o el concejal de tu pueblo", añade Guillem Montoro.
Todos esperan que 2018 sea por fin el año en el que ser transexualidad deje de ser considerada una enfermedad.