Una patera con cuarenta personas desembarca en una playa llena de turistas. Ocurrió este verano en la costa de Cádiz, pero se parece mucho a otra llegada del año 2000 en la misma playa gaditana. A una de Tenerife en 2006 o en 2015 a una en Melilla. Las rutas cambian pero siempre llegan hasta aquí.
"Las rutas migratorias son vasos comunicantes, cuando tu cierras una ruta, claramente otra se va a abrir, desgraciadamente siempre va a ser más peligrosa", explica Estrella Galán, secretaria general de CEAR
En el año 2005, Ceuta y Melilla eran la principal puerta de entrada, 5.500 migrantes saltaron ese año las vallas fronterizas. El Gobierno las bloqueó reforzando el control con Marruecos.
Al año siguiente la ruta se trasladó a Canarias. Un trayecto, el de los cayucos, más largo y mortal. Para frenarlo, una vez más se aumentó la vigilancia y se buscó el apoyo de Mauritania y Senegal.
"Las llegadas a Canarias prácticamente desaparecieron a raíz gracias de esa iniciativa diplomática" Carmen González, Investigadora del Real Instituto ElCano.
Por eso los migrantes volvieron a las vallas, 3.600 personas las cruzaron en 2013. Ahora el Mediterráneo es la nueva ruta. El Gobierno mantiene tiene clara su receta."Forzar la cooperación con terceros países se ha demostrado que es clave", ha declarado el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido.
Por eso España ya le ha pedido ayuda a Argelia. Algunos expertos celebran la medida. "Creo que la experiencia acumulada que tenemos ya demuestra que es un elemento disuasorio", añade la investigadora González.
Para otros solo se tratan de parches: "Las personas migrantes y refugiadas que necesitan salir y buscar protección van a seguir llegando", insiste la secretaria general de CEAR. Y nosotros seguiremos condenados a repetir la misma historia.