Todo comenzó el 24 de marzo de 2009. La propietaria de un Volvo de color azul, a la que el diario 'El País' se refiere como Inmaculada M., dejó su coche estacionado en un parking subterráneo situado en el centro de Palma de Mallorca.
Desde ese día, y desconociendo los hechos posteriores que pudieran haber trastocado la vida de la propietaria del vehículo, Inmaculada no ha vuelto a recoger su coche, que ya ha acumulado un total de 28.000 euros en multas que un juez le obliga ahora, nueve años después, a pagar.
A esta sentencia judicial se ha llegado a través de un proceso en el que el propio aparcamiento, que es de concesión privada, denunció a la propietaria del Volvo. De hecho, la denuncia ya se había presentado con anterioridad. En concreto, en 2012, cuando Inmaculada M. ya debía más de 21.000 euros.
Sin embargo, su falta de respuesta, tanto a la denuncia como a las citaciones judiciales a las que nunca se presentó, provocaron que el caso se alargase hasta 2018. En 2017, el juzgado adjudicó de forma definitiva el automóvil de Inmaculada M. a la concesionaria del parking, aunque la tasación del Volvo no cubría toda la deuda.
Como solución final, la empresa responsable del aparcamiento decidió llamar a la grúa para que el coche dejase de ocupar el sitio en el que llevaba nueve años estacionado. Y de Inmaculada M. sigue sin saberse nada.
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