La policía del franquismo tenía las órdenes claras con los gays, que eran uno de sus objetivos por la ley de "vagos y maleantes". Según esta ley, si eras "homosexual", podías acabar detenido.
Para las leyes de entonces, ser gay era lo mismo que ser un "proxeneta", un "mendigo profesional" o un "enfermo mental" porque todos ellos "ofendían la sana moral de nuestro país" y eran "sujetos caídos al más bajo nivel moral", es decir, "vagos y maleantes".
Hablamos con Elianne, que pasó cuatro veces por la cárcel, la primera de ellas a finales de la década de los 60. "Éramos los afeminados, los depravados y hasta los violadores de niños", nos cuenta.
La única respuesta que le daban cada vez que le enviaban a prisión era un golpe o un insulto. Cada vez que le detenían era enviado a la cárcel de Carabanchel, en Madrid, a una galería que los agentes llamaban 'el palomar'.
El miedo acompañaba a diario a Elianne y a miles de personas no heterosexuales. Muchos no salían de casa y otros esperaban a viajar fuera de España para liberarse.