Proyecto minero
Oro, wolframio, y nuevos empleos: el pueblo de Ciudad Real que se frota las manos ante el nuevo proyecto minero
El contexto La mina que fue descubierta hace unos años en Abenójar alberga materiales como el oro y el wolframio, un metal, este último, muy escaso y fundamental para la industria.

Resumen IA supervisado
Abenójar, un pequeño pueblo de Ciudad Real con 1.324 habitantes, ve en el nuevo proyecto minero una oportunidad crucial para revitalizar su economía y frenar la despoblación. La explotación de uno de los mayores yacimientos de oro y wolframio en Europa promete generar medio millar de empleos, lo que resulta alentador para una localidad con una tasa de paro superior al 20% y que ha perdido casi un 30% de su población en 25 años. La mina, considerada estratégica por la Unión Europea, ha comenzado a atraer a profesionales, ocupando casas vacías y dinamizando la economía local. La alcaldesa Verónica destaca el impacto positivo para el empleo femenino, vital para fijar población.
* Resumen supervisado por periodistas.
Abenójar, una localidad de 1.324 habitantes de Ciudad Real, se frota las manos ante lo que ya es el nuevo proyecto minero en marcha en la localidad. Allí ya han empezado los trabajos para explotar uno de los mayores yacimientos en toda Europa de oro y wolframio, un metal, este último, muy escaso y fundamental para la industria. La mina fue descubierta hace unos años, y se calcula que generará medio millar de empleos.
Bajo esta tierra se esconde un enorme tesoro de, según se ha calculado, 90 millones de toneladas de wolframio y 1.200.000 onzas. Unos materiales preciosos que hacen respirar tranquilos a los vecinos de esta localidad que sufre la despoblación y que necesita un relevo generacional. La tasa de paro de este pueblo supera el 20%, y su población se ha reducido casi un 30% en poco más de 25 años. Con ello, como es común, se han perdido un buen número de servicios, como peluquerías, talleres o bares. Hasta hace unos años había casi una decena, mientras que ahora apenas quedan tres.
Tras casi 15 años sin avances, ahora, elegidos proyecto estratégico por la Unión Europea, han empezado a notarlo en cuestión de semanas. Lo explica Adrián Pascual, hostelero, que apunta que "desde hace dos semanas o tres se nota bastante más movimiento". Este movimiento procede de visitas de geólogos o ingenieros que dan trabajo a los pequeños autónomos del pueblo.
De momento, sus oficinas cuentan con una plantilla de cinco trabajadores, entre ellas, Belén Torres, catalana, y responsable de geología de Abenójar Tugsten, que se ha mudado con su marido extremeño y su bebé. Con ellos, las casas que llevan años vacías, empiezan a ocuparse. Y vecinos como Rosa, trabajadora del proyecto, que se planteaban irse después de veinte años, ahora se quedan: "Además, la tasa de paro se centra sobre todo en mujeres y en jóvenes que encajan perfectamente dentro de los perfiles que se van a necesitar de empleo dentro de la explotación minera", apunta María Rosa Simón Moreno, responsable de administración de la compañía.
La mina de wolframio es, sin duda, la mejor noticia para este pueblo. Su alcaldesa, Verónica, celebra el "revulsivo" para la economía local que supone, en especial para el empleo femenino que traerá la mina: "Fija población tener un empleo, pero las mujeres fijan más población al final que los hombres también. Porque si ellas se establecen aquí se establecen con sus familias y arrastran de sus parejas", señala. La alcaldesa remarca que no hay ni una sola casa de alquiler libre y las casas rurales que hay "también están ocupadas por profesionales que se han desplazado aquí para trabajar en el proyecto".
Abenójar se siente deseosa de volver a ser lo que era... o de vivir una ansiada época dorada.