Apenas 24 horas después de que la Guardia Civil detuviera a un joven de 20 años como presunto autor del asesinato de Mateo, el niño de 11 años apuñalado en Mocejón (Toledo), el padre del detenido ha cuestionado al cuerpo dejando caer que su hijo "ha confesado todo lo que le han dicho que confiese, sea verdad o mentira".

Pese a esa acusación, el padre ha reconocido que no es capaz de defender la inocencia del joven: "No sé nada, no sé si mi hijo es inocente". "Yo soy como los cornudos, soy el último en enterarme de todo", ha afirmado este martes el hombre, que tiene claro que los agentes a cargo de la investigación "no tienen una prueba" que incrimine a su hijo en el caso.

Fue el propio joven, quien después de ser detenido por la Guardia Civil, declaró a los agentes que no se pudo controlar y que lo hizo "su otro yo". Los hechos ocurrieron el pasado domingo en Mocejón(Toledo) cuando el agresor entró en las instalaciones y arremetió contra un grupo de menores que estaban jugando al fútbol.

Los amigos de la víctima pudieron escapar, pero no así el pequeño, a quien alcanzó con un objeto punzante, causándole la muerte. Según la familia, previamente habría intentado atacar a un grupo de chicos más mayores.

El agresor, según aseguró el abuelo de uno de los chicos, "fue primero hacia ellos y como no pudo con ellos se fue a por los pequeños". "Se fue a por los pequeños y al final le tocó a Mateo, como le podía haber tocado a cualquiera de los tres que estaban allí", señaló.

Tras el crimen, la Guardia Civil montó un dispositivo sin precedentes para dar con el asesino del pequeño. Una operación contrarreloj que duró poco más de 24 horas. Fue el lunes a las 11.00 horas cuando dos agentes de la secreta se apostaron frente a la vivienda del principal sospechoso para controlar todos sus movimientos.

Horas después, el presunto asesino fue detenido. Además, se practicaron en su presencia dos registros: uno en la vivienda del padre y otro en el de la abuela.

La Guardia Civil busca el arma del crimen

Mientras la Guardia Civil busca la ropa que el detenido vestía en el crimen para analizar posibles restos de ADN de Mateo y la investigación se centra en recuperar el arma del crimen, el padre del detenido insiste en que su hijo está "desorientado" en el calabozo, donde está sometido a una "represión tremenda" porque, dice, "un niño no puede sobrevivir en esas condiciones".

Además, el padre del presunto asesino ha asegurado que el domingo sobre las 11.30 de la mañana lo llamó para ir a misa y él estaba en casa de su abuela. La versión del padre es que su hijo, que iba hacia casa de su abuela, se despistó y dio una vuelta por los alrededores. "Le gusta mucho pasear". Luego, según sus palabras, fue la abuela quien le cambió de ropa porque llegó sudado al domicilio. Así, el padre niega que su hijo tuviese "sangre ninguna" en su camiseta cuando volvió a casa.

Este martes el mismo padre ha comentado que su hijo de 20 años tiene reconocida un 75% de discapacidad, pero actualmente no está tomando ninguna medicación. "Estoy harto de las mentiras de gente que no tiene ni idea", ha denunciado el hombre, que define a su hijo como un joven "muy sano y muy feliz". Su padre estuvo con él "todo el rato" salvo cuando el joven fue a visitar a su abuela, momento en el que habría cometido el crimen de Mateo.