El papa Francisco reflexionó sobre el quinto mandamiento: "No Matarás" y entonces condenó la "supresión de la vida humana en el seno materno en nombre de la salvaguardia de otros derechos".
"¿Pero cómo puede ser terapéutico, civil o simplemente humano un acto que suprime la vida inocente e indefensa en su inicio?", preguntó. Y agregó: ¿"Es justo suprimir una vida humana para resolver un problema? ¿Es justo contratar un sicario para resolver un problema? ¡No, no se puede!".
Criticó "que los padres, en estos casos dramáticos, necesitan una verdadera cercanía, de verdadera solidaridad, para afrontar la realidad superando los comprensibles miedos y que, sin embargo, lo que reciben son rápidos consejos para interrumpir el embarazo".