Patricia Ramírez, madre de Gabriel Cruz, ha sido entrevistada en 'Hoy por Hoy' de 'Cadena Ser'. Es la primera vez que habla públicamente después de que se conociese la sentencia condenatoria a Ana Julia Quezada, la asesina de su hijo.
Quezada fue condenada a la máxima pena existente en nuestro sistema: la prisión permanente revisable. Sin embargo, tanto la defensa de la condenada como la familia de la víctima piden la nulidad y repetición del juicio. En la entrevista ha explicado los motivos por los que quieren que se repita el juicio.
"Tenemos derecho a saber cuánto tiempo estuvo vivo".
Por un lado, la defensa de Ana Julia recurre porque dice que hubo juicio público paralelo. La familia pide la repetición del juicio para que se tengan en cuenta unas pruebas periciales en referencia a cómo murió Gabriel. Unas pruebas que, según explica Ramírez, "se desecharon porque venían del sistema de salud". Unas pruebas que determinarían que hubo ensañamiento. "Mi hijo no murió de un golpecito y ya está. Sé cómo murió".
Por ello, pide que si no se tienen en cuenta esas pruebas, se informe a la familia del porqué. "Tenemos derecho a saber cuánto tiempo estuvo vivo. Necesitamos respuestas científicas". Lo necesita saber, además, porque probar que hubo ensañamiento modificaría la sentencia.
"Si la prisión permanente revisable siguiese en pie, no pasaría nada, seguiría igual. Pero si se deroga la prisión permanente revisable, que lleva en el Supremo unos 4 o 5 años y tendríamos que cambiar la pena. Con alevosía se castiga de 15 a 25 años, pero cuando concurren dos agravantes, nos vamos a penas de 20 a 25. Si se queda como está, cumpliría menos años", explica la madre.
La lucha de Patricia por convertir en ley un 'Pacto Ético'
Patricia Ramírez lanzó un 'Pacto ético en los medios por la sonrisa de Gabriel'. Con él pedía que se informase del caso, pero que no hubiese juicios paralelos en los medios de comunicación. "Mi preocupación desde el inicio era que la sentencia nadie pudiera ponerla en duda".
"Hubo una espectacularización con gran morbo".
En ese momento, muchos organismos estaban de acuerdo con ellos. El Consejo Audiovisual llegó a elaborar un par de informes sobre qué era informar y qué no, y cuáles eran los derechos de la familia como víctimas.
"En general, la línea periodística fue buena. Nos echaron una mano muy grande cuando la desaparición, se volcaron con nosotros. Pero esto no significa estar en pantalla todas las mañanas y reproducir una información de manera repetitiva", contextualiza Ramírez. Tal y como redactó el Consejo Audiovisual, en el tratamiento informativo de su caso "hubo una espectacularizacióncon gran morbo sobre el tema y con juicios públicos paralelos", explica la madre.
Esto no solo les afecto a ellos, sino que supuso "un riesgo para que la defensa pidiera la nulidad del juicio por la presión mediática y el juicio público". "Aunque a mi no me guste, el reo tiene sus derechos, igual que la víctima", sentencia Ramírez con admirable entereza.
Así vivió el desarrollo del juicio
La familia pidió que el juicio se hiciese a puerta cerrada, para salvaguardar su dolor: "Había cosas muy duras que pertenecían a nuestros más íntimos derechos humanos". No quería que se dañase la imagen de su hijo y de su memoria. Y aclara: "Al hacerlo a puerta cerrada habría habido más libertad a la hora de decir las cosas y menos filtraciones y espectacularización de lo que ha habido. Es un derecho".
Pero no se lo permitieron."Se nos denegó por el derecho a la información, por ser un caso mediático". Eso sí, consiguieron que la jueza cerrara las puertas en las periciales y en la parte de la reconstrucción del crimen y de cómo estaban personalmente los padres. Pero su tranquilidad se vio turbada: "En algún periódico se llegaron a publicar entera las declaraciones de esa parte del juicio. Qué necesidad hay de saber si mi hijo tenía más hematomas o no", lamenta Ramírez.
Explica que entonces el papel de su abogado era el de poner encima de la mesa todo lo que había pasado y "hablar con crudeza de la realidad". Esa parte del juicio no fue a puerta cerrada, pero Ramírez considera que "había cierta ética sobre qué se publica y qué no". "Él fue duro hablando, era su trabajo, de que lo apaleó, pero eso no da derecho a publicar determinados contenidos". Por ello pide un Pacto Ético, "y más con un menor".
"Se han publicado cosas falsas"
Además de la repetición constante de la información sobre el asesinato de su hijo, Ramírez explica que se han publicado cosas falsas, "como que la defensa nos ofreció un pacto". Esas informaciones que denuncia, "ni siquiera se corroboraron con la familia", apunta.
"Debería estar haciendo mi duelo y no preocupada porque se pueda repetir el juicio".
Otro ejemplo: "Todos los titulares decían que yo me levanté, la mire a la cara y le dije que era mala. No fue así. Respondía a unas preguntas de la letrada, que me preguntaba cómo había sido su trato conmigo desde el principio y dije que había sido mala".
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Su "objetivo final" ahora, es que esto no vuelva a ocurrir con otras futuras víctimas. "Me gustaría hacer un duelo que no puedo hacer. Debería estar haciendo mi duelo y no estar preocupada porque se pueda repetir el juicio porque se ha hecho mal", concluye la madre.
Las redes sociales vehículo de la desinformación
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También se encuentra en este grupo Bertrand Ndongo. Sus mensajes se han centrado, sobre todo, en el parking de Bonaire, los suministros, la acción policial y de la AEMET. Todos han sido desmentidos.