Tercera edición

De La Peza a Fuente Álamo: las otras rave que hicieron bailar a pequeños pueblos para recibir el año

Los antecedentes La macrofiesta que ahora tiene lugar en Ciudad Real es casi un clásico: una cita de música sin descanso que cambia de ubicación año tras año y que ya ha pasado por Granada o Murcia.

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La rave que estos días reúne a miles de personas cerca del aeropuerto de Ciudad Real, que llevan bailando allí desde Nochevieja, no es la primera que festeja así la llegada del año nuevo. De hecho, esta macrofiesta es ya casi un clásico que va cambiando de ubicación año tras año, aunque su esencia es la misma: música sin descanso durante casi una semana, con gente llegada de todas partes.

A Consuelo solo le queda el recuerdo de unos días inolvidables hace ya dos años. En 2023, aquella rave revolucionó el inicio del año en La Peza, Granada. "Yo decía: venga, el año que viene otra vez aquí. Íbamos a ir sin los maridos, porque es que son un aburrimiento", recuerda.

"Le temía que seguro que me iba a encantar, porque la música y el baile me van", afirma por su parte otra vecina. Aquella fue la primera edición: entonces acudieron más de 15.000 personas y fue una inyección de vitalidad para los vecinos.

A través de canales de chat privados, grupos de redes sociales y mucho boca a boca, con mucha discreción, esta fiesta no autorizada aparece desde hace tres años, cada vez en un lugar distinto. "Si tú pides la ubicación por aquí siempre te la mandarán por privado, nunca por el grupo", explica una usuaria.

En 2024 le tocó a Fuente Álamo de Murcia, pero su espíritu es siempre el mismo: fiestas de acceso gratuito, espacios inclusivos para todo el mundo, con una fuerte energía hedonista. "Bailar, nos bebemos nuestros cubatas... Yo creo que es lo que se ha hecho toda la vida", señala una asistente. Eso sí, sin hora de inicio ni fin. Otros años, los más fiesteros han aguantado hasta el día de Reyes.

La Policía y la Guardia Civil apuestan por los controles de alcohol y drogas en los accesos, pero sin intervenir en la fiesta. Y es que otro aspecto en común de las dos ediciones es que ninguna sufrió grandes incidentes pese organizarse fuera de la legalidad. Los asistentes, en cambio, destacan el "compañerismo" que se vive en ellas, sus "puestos de comida" y los intentos por reducir la contaminación.

Algo que también confirmaron en anteriores ediciones los vecinos de la zona: "No molestan a nadie, están ahí apartados...", afirmaba un joven. "Siempre que no hagan daño...", confirmaba otra vecina. Pequeños pueblos que vivieron al son de la música tecno un dinamismo inimaginable en esos lugares. Allí, algunos suspiran por que esta rave vuelva a ellos en un futuro.