Con el bramido ensordecedor de sus máquinas de dos ruedas, el escuadrón 'pingüinero' ha virado sus manillares en dirección a la ciudad y ha partido desde la acampada de la antigua hípica, sede de la concentración, hasta las céntricas calles de Valladolid, donde los amantes de la goma quemada han exhibido orgullosos sus insignias de muchas partes del globo.
Al contrario que en la pasada edición, la lluvia no ha hecho acto de presencia en la gélida mañana pucelana, unas frías temperaturas, atemperadas con la intermitente presencia del sol, que para estos "pingüinos" son ya una parte consustancial de esta concentración.
Los cabecillas de la migración motera han hecho acto de presencia en la meta de este desfile, la plaza Colón, donde cientos de personas también amantes de las dos ruedas han aguantado estoicas el frío para avistar a ese familiar que lucía el cuero o para comentar las lejanas procedencias de ciertos 'pingüinos'.
Precisamente, en este desfile han ondeado tras sus portadores insignias nacionales de rincones lejanos como Argentina o Brasil, en el continente americano, que han compartido vía con banderas del lejano Japón o las antípodas australianas.
Sin embargo, los pendones con los colores de la bandera nacional han sido los grandes protagonistas del desfile, aunque también varias delegaciones autonómicas se han sumado a este acto con las enseñas de comunidades como el País Vasco, Asturias o la propia bandera castellanoleonesa.
Ha sido este un desfile ya marcado en rojo en el calendario de los vallisoletanos, que ha permitido ver por las calles de la urbe cómo motos de gran cilindrada y potente arrancada, como las populares motos niponas, compartían carretera con las míticas e inconfundibles vespas.
Pero, al margen de las joyas rodantes, la esencia de esta concentración invernal son las historias que traen a lomos de las dos ruedas los 'pingüinos', que, en muchas ocasiones, únicamente coinciden personalmente con sus compañeros de afición en este evento motero.
Es el caso de Carlos y Alicia, pareja venida desde Jerez, otra de las mecas de esta pasión en España, y sus compañeros guipuzcoanos Ander y Maritxu, dos parejas que a lo largo del año viven en los extremos septentrional y meridional de la península y que coinciden tres días al año desde hace ya más de un lustro en esta concentración motera.
Sin embargo, otras historias no por cercanas en el espacio dejan de ser menos importantes y enternecedoras. Este es el ejemplo de la pareja vallisoletana formada por David y Marta, dos amantes del gas que por cuarto año consecutivo vuelven a pegar en el cristal de su BMW 1100 RT la foto de un familiar que precisamente perdió la vida en la carretera con su motocicleta.
Tampoco se ha querido perder la cita de esta mañana ni el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, ni la vallisoletana ministra de Industria, Turismo y Comercio, Reyes Maroto, quien precisamente ha hecho este tradicional desfile a lomos de una motocicleta, después de que en la jornada de ayer se animara a cantar junto con la mítica Orquesta Mondragón.
Momentos antes de dar inicio al desfile, Maroto ha valorado ante los medios de información una concentración que ya es un "referente" nacional y que es también un "importante atractivo económico" para el turismo de Valladolid.
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Finalmente, la ministra también ha valorado la apuesta de esta 36 edición de 'pingüinos' por aupar el protagonismo de las mujeres moteras, una pasión que "une tanto a hombres como a mujeres", ha sentenciado Maroto.