Carmen lleva más de 40 años viviendo en Los Silillos, una urbanización a las afueras de Valdetorres de Jarama, al norte de la Comunidad de Madrid. Construyó su casa sobre un terreno "que no era nada", crio a sus hijas y paseó por sus dehesas y bosques de ribera junto al río Jarama durante años. Un paraje natural "maravilloso", según ella, que concluye su historia apenada con un "ahora todo eso ha desaparecido".

Actualmente, en Valdetorres de Jarama viven unos 5.000 habitantes, pero muy pocos son los que se atreven a hablar del tema, cuando se les pregunta por la pistachera que se ha establecido a las afueras del municipio. Un cultivo de unas 50 hectáreas dedicado al pistacho desde 2022, propiedad de la empresa Sancorganic, S.L. El cultivo es legal a la vista y está vallado en su totalidad. Eso al menos, es lo que pensaría un foráneo que pasea por la zona.

Sin embargo, los que son de la zona saben que la empresa, al vallar el terreno, la empresa "privatizó" (ellos mismos ponen la palabra entre comillas) cuatro hectáreas más de dominio público. Dentro de esas cuatro hectáreas había un viejo pozo derruido, propiedad del pueblo, como el resto de la zona que se apropió. Desde entonces, la empresa ha estado expoliando agua de ese pozo, según los vecinos, "con el consentimiento del Ayuntamiento", que "estando advertido por nosotros de que entendíamos que había ciertas irregularidades", no hizo nada.

Ahora, la sanción le ha llegado al pueblo. La Confederación Hidrográfica del Tajo ha multado con 212.000 euros al consistorio de Valdetorres de Jarama por hacer un uso indebido del agua de ese pozo. Su alcalde, José María de Diego Tortosa, nos asegura por escrito que han "realizado las gestiones necesarias" para que "bajo ningún concepto" repercuta en los vecinos de la localidad. Cuando se le ha preguntado por esas "gestiones necesarias", no ha respondido.

Un bosque (des)protegido

Esas cuatro hectáreas de dominio público no han sido las únicas a las que Sancorganic ha metido mano. Los vecinos definen las actuaciones de la empresa dueña de la pistachera como un "primero hacen y luego preguntan". De ahí que las organizaciones ecologistas se llevaran las manos a la cabeza cuando se percataron que parte de la construcción del vallado había destruido una zona de protegida por la Red Natura 2000, una red ecológica europea de protección de la biodiversidad.

"Estos se meten en la casa de alguien, que es la casa común, la casa de todos, un terreno público de todos los españoles", denuncia Simón Cortés, representante de las cinco organizaciones ecologistas que han denunciado a Sancorganic por sus actuaciones. "Y si te enteras, bueno, pues se retiran", explican, "pero si no, se lo quedan".

"El vallado de la muerte"

Así se refieren los vecinos de Los Silillos al alambrado que rodea el terreno propiedad de la pistachera. En 2023, pasó de 50 a 500 hectáreas, incluyendo otros terrenos cultivables de la zona y 56 hectáreas de bosque forestal y humedales junto al Jarama, que ahora los vecinos temen que vaya a destruir.

Durante los dos veranos pasados, se encontraron varios corzos muertos que, al no poder acceder al agua del río, murieron deshidratados. Los vecinos nos enseñan fotos y vídeos desgarradores, describen las escenas como "un atropello contra el entorno natural de Valdetorres de Jarama" y se preguntan por qué su consistorio no hace nada para protegerlo.

Corzo muerto junto al vallado de la pistachera

Al otro lado del vallado, varios caminos cortados, ahora inaccesibles, que aseguran los vecinos que también eran y son públicos, hasta que "llegó la pistachera y cortó el camino con el beneplácito del Ayuntamiento". A la entrada de la verja, un cartel reza "obras autorizadas según licencia municipal".

Un solar sin árboles centarios

Al otro lado del bosque de ribera del río Jarama se extienden cientos de hectáreas agrícolas que la pistachera también ha comprado. Antes, pocos árboles sobresalían en la explanada: algunos fresnos que, según los agricultores de la zona, podían llegar a tener hasta doscientos años. "Podían", porque a pesar de que a esos agricultores no les molestaron nunca esos árboles para desarrollar sus cultivos, sí que parecieron fastidiar a Sancorganic.

Fresno centenario arrancado

Cuando talas o arrancas un árbol, ya esté en un parque público o en tu jardín, tienes que pedir permiso. La Ley 8/2005, de Protección y Fomento del Arbolado Urbano de la Comunidad de Madrid, obliga a tener una autorización. Al solicitarla, uno puede alegar que quiere "salvear", es decir, eliminar los árboles viejos y débiles, para que no estorben el crecimiento de la masa forestal más joven. Esto fue lo que solicitó Sancorganic, según ha podido saber este medio, para arrasar con los apenas ocho árboles centenarios que les molestaban en las cientos de hectáreas de terreno de cultivo. Para los vecinos "historia viva, arrancada de cuajo".

Árbol centenario arrancado por Sancorganic

"Vecinos non gratos"

La aventura de este grupo de vecinos de Los Silillos viene de lejos. Nos cuentan sus historias y denuncian las actuaciones de la pistachera sabiendo que les han "avisado" desde el pueblo que no lo hagan. Flor, una recién llegada que se unió a la causa desde el minuto en que se enteró, nos reconoce que es "vecina non grata" en el pueblo. Califican de "caciquismo" lo que llevan años sufriendo.

Actuaciones con impunidad

El Ayuntamiento de Valdetorres de Jarama responde de forma muy escueta a las preguntas que les hacemos sobre la actividad de Sancorganic en las afueras del pueblo. En lo referente a los fresnos arrancados de cuajo, recalca que "hemos solicitado información al respecto". Sobre la sanción impuesta al consistorio por la Confederación Hidrográfica del Tajo, que "el tema está judicializado" y "poco más podemos decir".

La información que circula entre los habitantes del pueblo es más o menos la misma. Los que se arriesgan a entrar en la polémica, reconocen que existe "poca o ninguna información por parte del Ayuntamiento a los vecinos", sobre los cambios que está haciendo la pistachera a los alrededores naturales del pueblo.

Antes de irnos, los vecinos nos enseñan una cosa más. Una tubería negra de kilómetros de distancia, parcialmente enterrada bajo el suelo propiedad de la pistachera. Nos aseguran que viene directamente del río Jarama, de una concesión de una antigua bomba de agua que han pedido ampliar, dicen, sin el permiso aún de la Confederación Hidrográfica del Tajo, ni del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. Porque así actúan ellos, dicen: "les multan, pero ellos continúan".

La empresa Sancorganic acumula ya seis expedientes medioambientales de la Comunidad de Madrid. No ha querido comentar nada al respecto a este medio.