El lobo es ya todo un atractivo turístico en zonas como Zamora, y son muchos los que se animan a subir al monte para poder contemplarlo.
El Duero es lo que marca la diferencia: desde su cauce hacia el sur es una especie protegida, mientras que al norte es cinegética; es decir, su caza está permitida siempre que sea controlada mediante cupos.
La Junta de Castilla y León ha autorizado de nuevo esta medida para, dicen, tratar de mantener el equilibrio en este territorio y evitar los ataques en la ganadería. Medida que lamentan los conservacionistas.
"Las CCAA deberían apostar por reducir daños y no reducir poblaciones", ha apuntado Blaca Berzosa. Esta sería la forma de evitar bajas, según los ecologistas, que aseguran que de este modo sería posible la convivencia entre la ganadería y empresas de ecoturismo como la Casa rural de María, que ve en este negocio un impulso para la provincia: "Deja un dinero repartido en toda la economía de la zona. El lobo vale más vivo que muerto".
Sin embargo, la mayoría de los ganaderos, como Antonio, no lo ven así: "Me han matado diez terneros que pueden ser unos 5.000 euros".
En la actualidad hay unos 2.500 lobos en la península, y es en Galicia y Castilla y León donde hay mayor concentración. De hecho, en provincias como León o Zamora se concentran 1.051 ejemplares, de los que en los próximos tres años la Junta permite cazar 339.
En el sector, ya hay excepciones. Hay ganaderos que creen que se debería apostar por la prevención, como, por ejemplo, en la ayuda a la crianza de mastines. Es el caso de Alberto, que asegura que se gasta diez euros diarios en pienso y unos 300 años año en vacunas: "Deberían reconocerse como perros de trabajo".
Otras medidas preventivas además de los perros podrían ser el encierro de los animales por la noche, vallados eléctricos o estudios científicos que nos ayuden a adelantarnos a su comportamiento.