Un anuncio para alquilar contenedores de 12 metros cuadrados por 600 euros en Lisboa se ha convertido en la última polémica en Portugal y el Ayuntamiento de Lisboa los ha declarado ilegales.
El anuncio estuvo publicado en dos páginas web de búsqueda de viviendas y ya ha sido eliminado. En él, se ofertaba un espacio de 12 metros cuadrados con una litera para dos personas, una cómoda y un baño con lavabo, ducha y retrete, así como el acceso a un espacio compartido con una sala común y una cocina.
Los contenedores se vendían como 'ecofriendly' y se encontraban en el jardín de un edificio en Marvila, un barrio de la periferia al que ni siquiera llega el metro.
Una vez publicado el anuncio, las redes sociales denunciaron la oferta. "¿Soluciones de emergencia para la crisis de la vivienda? ¿Todavía tenemos que llegar a ver tiendas de campaña por este precio?", escribía en su página de Facebook 'Morar em Lisboa' (Vivir en Lisboa), un movimiento en defensa del derecho a la vivienda.
Según han informado los medios locales, ante la polémica generada, el Ayuntamiento de Lisboa declaró que la ilegalidad de los contenedores porque no se solicitó licencia a los servicios de urbanismo y ordenó su retirada inmediata.
Todos los contenedores ya habían sido alquilados para entonces, según el anunciante, quien aseguró a medios portugueses que "existen miles de proyectos similares en toda Europa, sobre todo en el norte", pero también en España.
El acceso a la vivienda se ha convertido en un asunto cada vez más espinoso en Portugal, especialmente en la capital, donde el 41 % de las casas del centro son pisos turísticos. Esto ha provocado la salida de muchos residentes en dirección a la periferia de la ciudad, además de generar un "boom" en los precios del alquiler, con casas de una habitación que pueden costar 800 euros al mes, por encima del salario mínimo actual, 600 euros.
Unidos por el temporal
Recuerdos de la DANA: la historia del bazar que salvó 47 vidas durante la noche del 29 de noviembre
Un grupo de guardias civiles ha vuelto al local de Carlet (Valencia) donde lograron introducir a personas y animales para evitar que fueran arrastradas por las corrientes generadas por el temporal.