Agentes de Científica de la Policía Nacional están realizando una inspección este jueves en la casa donde vivía Juana Canal, desaparecida en Madrid en 2003 y cuyo fémur y cráneo se encontraron en un paraje de Ávila en 2019.
Tras ese hallazgo, un juzgado de la localidad castellanoleonesa reabrió hace escasos meses el procedimiento por la desaparición y posible homicidio de Juana, y ahora la Policía busca restos y vestigios que pudieran recogerse casi 20 años después gracias las nuevas técnicas de investigación, han informado a Efe fuentes cercanas al caso.
Su pareja, principal sospechoso de la desaparición
Esta mujer, que en 2003 estaba divorciada y tenía 38 años, vivía en la calle Boldano del barrio de Pueblo Nuevo, donde se está llevando a cabo la inspección, junto a sus hijos y su nueva pareja, el principal sospechoso tras su desaparición.
El 22 de febrero de 2003, uno de sus hijos regresó al domicilio tras haber pasado la noche fuera y encontró una nota redactada por la nueva pareja de su madre, que decía así: "Tu madre y yo hemos tenido una fuerte discusión y ha salido corriendo. He salido en su busca, pero no la he encontrado".
Hallazgo de restos óseos
La familia de Juana Canal no volvió a saber nada de ella hasta finales del pasado mes de junio, cuando a través de la asociación SOS Desaparecidos la Policía Nacional le comunicó que unos restos óseos hallados por un senderista en Ávila en 2019, concretamente un fémur y el cráneo, pertenecían a la desaparecida, según las fuentes consultadas por Efe. La coincidencia entre los restos encontrados y el ADN de Juana se conoció policialmente pocos meses después, pero nadie dio traslado de ese resultado a sus familiares hasta más de dos años después, explica el entorno de la familia.
Ahora, un juzgado de Ávila investiga de nuevo qué le ocurrió a Juana Canal, una tarea de notable dificultad debido al paso del tiempo y a las escasas conclusiones que se pueden extraer de los restos óseos de la desaparecida.
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