El padre Román es el presunto cabecilla del clan de los Romanones, conocido por algunos como 'el director'. Todos le conocen en el barrio del Zaidín, donde se ubica su parroquia. Ha bautizado, celebrado comuniones y también bodas de decenas de niños y vecinos. Fue detenido acusado de presuntos abusos sexuales a menores. En los últimos meses fue sustituido como jefe del clan por el sacerdote Manuel Morales, otro de los detenidos, que hasta hace un mes oficiaba misa en la iglesia de Órgiva.

También en esta misma iglesia fue párroco durante 11 años Francisco José Campos Martínez, el tercer sacerdote detenido, que abandonó Órgiva para empezar a estudiar Derecho Canónico. Así se convirtió en juez diocesano, un cargo de máxima confianza del arzobispo de Granada.

La herencia millonaria del clan de los Romanones sale de una farmacéutica del pueblo, que les dejó bienes valorados en unos 3 millones de euros. Ahora su familia estudia emprender acciones legales. El cuarto detenido es laico. Se llama Sergio Quintana y es profesor de religión en un instituto de Dúrcal, en Granada. El centro estaba impactado y rodeado de agentes para proteger a los menores.

Todos elos, según el denunciante, celebraban ejercicios espirituales, donde se practicaba el amor libre y el sexo entre hermanos para elevar el espíritu. Así presuntamente llevaban a cabo orgías y masturbaciones colectivas.

Un nuevo testigo ha relatado un encuentro que tuvo hace ya 30 años con el padre Román. El abogado del joven granadino ha enviado un comunicado en su nombre, en el que asegura que que tiene puesta toda su confianza en la investigación, y agradece al papa Francisco todo su apoyo y afecto en estos duros momentos.

Además, una persona ha presentado una nueva denuncia, ha sido formulada por un testigo de los supuestos abusos sexuales y que habría convertido su declaración testifical en una denuncia ampliando datos y nombres.